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martes, 8 de marzo de 2011

"Oligopolilandia"

Arturo Ugarte*
Estudiante de licenciatura en relaciones internacionales (Westhill)

(El título hace referencia al discurso ¿qué hacer para crecer? De Denise Dresser)

Precios a la alza, salarios a la baja. Desempleo e inequidad. Declaraciones como “con 6 mil pesos al mes uno vive bien” nos hace enojar y nos hace repudiar. Ernesto Cordero y su salario -según el IFAI- de $205, 122 pesos nos muestran la falta de empatía de los gobernantes con sus gobernados. Ernesto Cordero y sus ofensas hacia México me hacen recordar a Marie Antonie y su famosa frase cuando le dicen que los pobres no tienen ni bolillos para comer: “pues que coman pasteles”.

Desafortunadas declaraciones, pero sobretodo, una desafortunada realidad que cae sobre los mexicanos. Sexenio con sexenio se discute el qué hacer para crecer, qué hacer para tener una mejor repartición, qué hacer para que el crecimiento se vea reflejado en los bolsillos. En este sexenio las propuestas más importantes fueron el empleo y el combate al narcotráfico. Si pudiéramos analizar a raíz de estas dos promesas el gobierno de Felipe Calderón, entonces, estará reprobado.

En 2000, con mucho optimismo muchos aceptaron al ganador de julio encabezado por el PAN, que suponía el cambio y la representación de la clase empresarial y económica, y además, conocía a nuestro principal socio comercial: Estados Unidos. La verdad es que esto no supuso más que la creación de nuevos actores en la economía mexicana, lo que el premio nobel de economía, Joseph Stiglitz, llamó el “crony capitalism”. Una economía de cuates con prácticas monopólicas que han polarizado el crecimiento económico (que en los últimos 10 años, ha sido –a pesar de las proyecciones- de 1.6%); sin embargo, si ponemos ahí el crecimiento demográfico que hemos tenido, el crecimiento será de menos de 1% anual, el peor de América Latina, aparte, la competitividad del país ha bajado al lugar 60 de 132 países.

Pero realmente, los indicadores económicos se quedan cortos, lo importante es asociar la producción de bienes y servicios con el bienestar y la equidad; he ahí el principal problema de México: el empleo formal ha disminuido y no se espera que retroceda, un indicador: en 16 carreras universitarias, en promedio 2 de cada 10 egresados han encontrado empleo en su área de especialidad (El Universal 1°de Enero). 1 de cada 5 hombres mexicanos en edades en 25 y 35 años vive y trabaja en Estados Unidos, 4 de cada 10 mexicanos tenemos parientes trabajando en E.E.U.U. (Consulta Mitofsky). Si vemos esto como un factor de estabilidad, obviamente, no vamos bien. Según cifras de la Secretaría de Hacienda –de Ernesto Cordero- los recursos para combatir la pobreza se han casi quintuplicado de 2000 a hoy, pero el resultado no ha correspondido con ese aumento. Según la CEPAL en 1994 había 53% de mexicanos en algún tipo de pobreza, en 2008 pasó a 47.7%, y hoy, con los efectos de la crisis económica, la CEPAL dice que supera el 50%, es decir, no hemos avanzado. Aparte, la CEPAL muestra que el 75.8% de la riqueza del país se concentra en el 30% de la población, de la cual el 41.2% se concentra sólo en el 10%.

México, el país de héroes que creó empleados; México, el país con más multimillonarios que Suiza –según la última publicación de la revista Forbes-. México, el país donde un jefe vale más que mil empleados, donde se premia a las empresas más poderosas con leyes que afectan a la demás sociedad. Donde según Sergio Aguayo –en su libro “Vuelta en U”- las 50 empresas más poderosas pagaron alrededor de 141 pesos anuales de ISR e IVA (que por cierto, el año pasado subió a 16% para nosotros los mortales). Donde hay 75% de probabilidades de comprarle una tortilla a Maseca; donde sólo hay 2 televisoras que controlan el espectro; donde CEMEX controla el 90% de la producción de cemento; donde Peñoles domina el 100% del mercado de la plata; donde cervecería Modelo tiene 10 cervezas diferentes y maneja el 65% del mercado; donde Bimbo domina el mercado del pan; donde los taxis del aeropuerto se pueden auto-decretar un aumento de 30% de las tarifas; donde pagamos uno de los servicios más caros de telefonía de la OCDE; donde los medicamentos cuestan el doble que en otros países (www.elpoderdelconsumidor.org); donde la SEP le da permiso a la Pepsico y a Coca-Cola de vender sus productos en escuelas. Hay tres bancos que dominan los servicios financieros, dos grupos que controlan la distribución de gas LP, tres empresas dominan la producción de pollo y huevo, dos empresas controlan el 80% del mercado de la leche, tres empresas dominan el mercado de las carnes procesadas, dos empresas dominan el mercado de jugos, dos empresas dominan la distribución de medicamento México es un país donde no se crece, se decrece; no se da solución a los problemas, se empeoran. México, el país de grandes subsidios para las clases altas –como la gasolina, la luz, el agua.

Es esto y no los precios del petróleo los que tienen a la economía atrapada en cuellos de botella que le impiden la entrada a nuevos jugadores. Esto y no la crisis de Estados Unidos es lo que no nos deja crecer. Esto y no la baja recaudación de impuestos es lo que deja al gobierno sin armas para combatir. Esto sumado a las leyes que los protegen es lo que nos condena al subdesarrollo. Esto y el miedo del gobierno es lo que hace que tengamos que medio sobrevivir con 6 mil pesos. La gran pregunta es ¿qué ha hecho la Comisión Federal de Competencia? ¿Cómo atacar a los monopolios que aprisionan a la economía, dándoles cuerda como a Televisa y a Telmex? ¿Feudo contra feudo, monopolio contra monopolio es la salida a nuestros problemas? ¿Con esto, 6 mil pesos alcanzarán?

La respuestas son igual de desafortunadas que la realidad. La comisión Federal de Competencia se ha quedado pasmada ante el poder que han adquirido los monopolistas; la prueba es que no han hecho absolutamente nada. Siempre en las campañas los diputados y senadores nos prometerán legislar a favor de nuestros intereses, luchar por el empleo y la equidad y la igualdad –entre otras cosas-, siempre y cuando no se trate de ir en contra de Televisa o de algún otro monopolista (ejemplo la ley Televisa y la fusión de Televisa y Telemundo –disfrazada como un gran triunfo-, Slim y Dish –que viola los reglamentos de su concesión-, Tv Azteca y el cerro del Chiquihuite –violando la ley y sin recibir castigo alguno-). Hoy, el gobierno –tal vez- se ha dado cuenta del poder de los monopolios y en vez de hacer las reformas necesarias, le ha apostado a la confrontación directa de monopolios; yo creo que el único que puede contra Televisa –en estas condiciones- es Carlos Slim, pero, ¿para qué tanto lío si vamos a terminar justo donde estábamos, con un monopolio que domine el triple play imponiendo tarifas altas a los usuarios? Como dice Denise Dresser (Reforma 7/III/11) y haciendo alusión al cartel publicitario de Alien vs Depredador: “Gane quien gane, nosotros perdemos”.

Cuando el gobierno sea capaz de combatir estos “hoyos en el sistema” pasaremos a una segunda fase en nuestra economía, habrá más oportunidades para el desarrollo, habrá más inversión extranjera en estos campos en los cuales les da miedo entrar por el “proteccionismo” estatal. Pasaremos a ser una economía más dinámica y más competitiva. Los precios de estos servicios bajarán y se generarán empleos. No se necesita ser economista para saberlo, sólo se necesita ser mexicano y prender la televisión, tomar un taxi, comprar una tortilla, ir por pan, tomarse un refresco, hacer una llamada; acciones cotidianas en donde vemos siempre las mismas caras.  


*Guillermo Gómez discutirá más adelante el tema de Televisa vs. Telmex.

1 comentarios:

Jorge Miguel dijo...

Cada día más profesional y cada día artículos más interesantes! Felicidades Arturo !

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