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lunes, 25 de julio de 2011

Estados Unidos: la guerra política

Andrés Jurado
Estudiante de licenciatura en economía (CIDE)




La situación fiscal de Estados Unidos es buena, relativamente hablando. A diferencia de lo que pudiera pensarse, el nivel de deuda pública, si bien es elevado en términos absolutos, es menos del 100% del PIB norteamericano. Inversores institucionales (como la Reserva Federal) tienen gran parte de esta deuda. Por supuesto esto es en realidad una anomalía de contabilidad, ya que una rama del gobierno estadounidense le debe a otra. Si descontamos esta clase de deuda terminamos con obligaciones que suman el 68% del PIB.

Recordemos que la ortodoxia económica siempre señala el 60% de deuda/PIB como un nivel sostenible. Arriba de este umbral comienza a existir peligro real de impago de deuda. Este punto de vista fue célebremente plasmado en el tratado de Maastricht que establecía lineamientos de responsabilidad y sustentabilidad fiscal para los países de la Unión Europea. Si bien el nivel de deuda norteamericana es claramente superior a este umbral, éste continúa siendo inferior al nivel de endeudamiento de Alemania (ca. 80%), Francia (ca. 85%), Grecia (ca. 150%) y de Japón (ca. 226%).

Incluso más relevante resulta el que una parte importante del incremento en el déficit fiscal en años recientes puede ser atribuido a las guerras de Iraq y Afganistán. Es de esperarse una reducción en el gasto extraordinario en defensa en los próximos años cuando Estados Unidos se retire casi por completo de Iraq y reduzca significativamente sus efectivos en Afganistán. No debe olvidarse que la operación “Libertad iraquí” (Operation Iraqui Freedom) ha tenido un costo estimado de 900 mil millones de dólares (mdd). Sin embargo, el presidente Obama ha expresado que en este año debe haber retiros importantes de efectivos y que los restantes (así como también contratistas privados) se abocarán a profesionalizar al ejército de esa nación.

El punto más débil de la economía estadounidense pareciera ser el sector privado. Con una economía excesivamente dependiente del consumo (alrededor del 70% del PIB), déficits comerciales crónicos, un mercado laboral sorprendentemente débil y una prolongada crisis en la industria de la vivienda es claro que la economía requiere estímulo fiscal y monetario para reducir la tasa de desempleo actual a un nivel más cercano a 5%-6% (rango en que numerosos economistas ubican la tasa natural de desempleo (también llamada tasa de desempleo de largo plazo)).

Y sin embargo, es el aparato político lo que supone la mayor amenaza para la sustentabilidad fiscal de Estados Unidos en estos momentos. Como en cualquier democracia, el presupuesto federal es decidido conjuntamente por el ejecutivo y por el Congreso. Éste último también autoriza la contratación de nueva deuda en la medida en que fija techos de deuda. Este arreglo constitucional ha dado lugar a un juego perverso en el que el Congreso aprueba un gasto público superior al ingreso fiscal (lo que da como resultado déficit fiscal) y simultáneamente mantiene un techo de deuda. Ello orilla al ejecutivo a  negociar en el último instante acomodos políticos con ambos partidos para elevar el techo de deuda.

En esta ocasión los demócratas (abanderados por el congresista Reid) proponen un paquete de medidas como condición para elevar el techo de deuda. Éste incluye un aumento de impuestos (particularmente a aquellos individuos con mayores ingresos) al tiempo que se reduce el gasto. Los republicanos (cuyo líder Boehner es el presidente de la Cámara de Representantes) se niegan pasar esta propuesta y a su vez postulan la necesidad de privilegiar una reducción en el gasto público de forma permanente al tiempo que no aumentan los impuestos. Esta posición se explica económicamente por el miedo a  adoptar una política fiscal restrictiva en tiempos de alto desempleo (un poco como el caso de 1937). Por supuesto, esto sólo es una parte de la historia. Lo cierto es que los republicanos desean ver un gobierno más pequeño al actual y no ocultan que menor gasto de gobierno y ningún aumento de impuesto inevitablemente llevan al empequeñecimiento del sector público.

El mundo está pendiente de este conflicto político, pues de su resultado depende la sustentabilidad fiscal de la economía más grande del mundo. Estados Unidos declarará moratoria de pagos si el techo de deuda no aumenta para el 2 de agosto próximo. De darse dicha moratoria los efectos en la economía mundial serían inmediatos y posiblemente similares a los de la crisis de 2007-2008. Aparentemente, se requiere más que un mercado de deuda enorme y super líquido para evitar una moratoria.

Nota: mientras escribo estas líneas me entero de una apuesta contra la sustentabilidad fiscal de Estados Unidos por parte de un inversor anónimo por mil millones de dólares en el mercado de futuros de deuda. Por otra parte, Obama hace una aparición dramática en televisión en la que exhorta a los republicanos a negociar un acuerdo. Boehner desestima el discurso de Obama y parece haber roto las negociaciones. 

jueves, 14 de julio de 2011

¿Podrá AMLO aprender de sus errores?

Jorge Luis García
Licenciado en Economía (CIDE)

Como cualquier político, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) está sujeto al escrutinio constante. ¿Es él el culpable de la derrota del PRD en los recientes comicios electorales que eligieron al próximo Gobernador del Estado de México? ¿Es un necio que no se hace a un lado y permite que la izquierda avance? ¿Es un farsante que juega con la ilusión de los mexicanos que creen en el movimiento que él representa? ¿Es un peligroso Caudillo, como lo describió Salinas de Gortari en MIT? ¿O es, simplemente, un porro, loco, engreído, fatuo, como dijo Diego Fernández de Ceballos?[1]

No voy a discutir si lo anterior es cierto. De hecho, poco tengo que decir ante un ensayo tan claro acerca de la culpabilidad de AMLO en las elecciones del domingo pasado como el de Rodríguez Araujo.[2] Dentro de este escrutinio, sin embargo, quiero señalar tres errores que, creo, debilitan la fuerza política de Andrés Manuel, y, que, a mi juicio, disminuyen las posibilidades reales de que Enrique Peña Nieto tenga un rival significativo en la contienda presidencial de 2012.

1) El error en la campaña presidencial de 2006

Durante la campaña presidencial de 2006, la candidatura de AMLO estuvo sujeta a una “guerra sucia”. Ésta rompió con el Artículo 38 inciso p del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE), pues estuvo llena de expresiones que implicaron diatriba, calumnia, infamia, injuria y difamación. Se desinformó al electorado al comparar a AMLO con Hugo Chávez y con Evo Morales, y, en general, al publicar una serie de supuestos sin sustento alguno acerca de las posibles consecuencias económicas y sociopolíticas de suceder la llegada de AMLO a la presidencia.
Posteriormente, Vicente Fox intervino claramente en el proceso electoral. De hecho, esto lo reconoció la Magistrada Alfonsina Berta Navarro en la ponencia en la que se decretó la legalidad de las elecciones de 2006.

Además, durante la campaña presidencial de 2006, el Consejo Coordinador Empresarial violó el artículo 48 punto 1 del COFIPE, pues lanzó una campaña mediática que intentó influir en el voto de la gente cuando, según el mencionado código electoral, esto es derecho exclusivo de los partidos políticos.
Lo anterior es una evidencia contundente de que tres artículos del COFIPE fueron violados durante la campaña presidencial de 2006. Para mí, fue un error político grave no aprovechar lo anterior en la campaña electoral. En ella, AMLO orquestó un enfrentamiento abierto con el PAN y con el PRI, en el que arguyó que su proyecto de nación era transparente y legítimo, ¿por qué no usar de manera directa la evidencia de que la ley era violada por el PAN y por Felipe Calderón en su campaña? ¿Por qué no publicar este hecho en los medios de comunicación con argumentos claros y precisos? ¿Por qué preferir mandar a callar al entonces presidente, Vicente Fox, en un mitin de manera envalentonada y no hacerlo con la ley en la mano?

A pesar de lo anterior, AMLO decidió presentarse como candidato el 2 de julio de 2006, porque dijo que según sus cálculos la victoria era segura. No puedo jugar un partido de fútbol los 90 minutos contra 12 mientras mi equipo juega con 11, avisarle al árbitro que el otro equipo es tramposo y que rompe las reglas del juego con gritos lejanos y sin el reglamento en la mano, asegurar que voy a ganar a pesar de que el otro equipo hace trampa y después quejarme si pierdo. ¿Por qué no discutí con el árbitro de manera pública y clara antes de que acabara siquiera el primer tiempo? ¿Por qué no saqué a mis jugadores de la cancha hasta que el otro equipo formara con 11? ¿No tuve, en su momento, las evidencias claras de las trampas de mi contrario? ¿No me hubiera dejado esa situación, en ese momento, como un rival digno y respetuoso de las reglas?

Error No. 1: Ante las trampas del rival, AMLO y su equipo no reaccionaron adecuadamente cuando tuvieron evidencias claras para demostrar la falta de apego a las leyes que llevaron a cabo el PAN, Felipe Calderón, Vicente Fox y el Consejo Coordinador Empresarial.

2) El plantón de Reforma

Una vez que el IFE declaró como ganador a Felipe Calderón, AMLO y su equipo impugnaron la elección, convencidos de que un fraude se fraguó en las urnas. En primer lugar, es necesario expresar que NO hay evidencias claras de un fraude electoral EN LAS URNAS. Esto se ilustra en el artículo “La evidencia de una elección confiable”.[3] Sin embargo, este artículo hace referencia a lo acontecido únicamente en las urnas; esto es, a lo ocurrido en el conteo de los votos y en el escrutinio de cada una de las actas distritales. Sin embargo, no es posible tener una elección confiable cuando los participantes de ella violan las leyes del COFIPE en la contienda. El artículo de Aparicio defiende que “la concordancia entre el resultado electoral estimado por el conteo rápido, el PREP y el cómputo distrital, todos disponibles la misma semana de la elección, son una evidencia clara de que la elección presidencial fue confiable”. No quedan dudas, repito, de la concordancia que Aparicio muestra. Sin embargo, ¿cómo es posible que se defienda la existencia de una elección confiable cuando se viola el reglamento que la regula sin que existan penalizaciones?

AMLO y su equipo, apoyados por todas las personas que acudieron a su n-ésimo mitin en el Zócalo, decidieron esperar el resultado de la impugnación realizada ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) en un plantón que obstruyó de manera considerable una de las más importantes avenidas de la Ciudad de México, el Paseo de la Reforma. En diversas ocasiones, AMLO defendió que el plantón fue una manera de encauzar el coraje que provocó el fraude electoral a todos sus seguidores. No obstante, éste ocasionó problemas viales y comerciales en la zona. Hubo quienes interpretaron esta acción como un berrinche y, de hecho, a partir de ese suceso la popularidad de AMLO se vio muy afectada.

Era imposible una concesión hacia las demandas de AMLO por parte del TEPJF. El fraude que se reclamó ante ellos era en las urnas y no hubo evidencias claras de él. El reclamo se desestimó y el plantón terminó después de 47 días.

Una vez consumadas las elecciones, al PRD se le concedieron 29% de los votos. Esto lo ubicó como la segunda fuerza política en el país, a pesar del “fraude” –cierto éste o no. ¿Por qué no continuar con el movimiento y aprovechar el capital político que se ganó en la elección? ¿Por qué arriesgar el capital político que se ganó a partir de un plantón que, aparentemente, no dio ningún resultado político? ¿Por qué darle la razón a los que antes de la elección dijeron que AMLO, de ninguna manera, aceptaría el resultado de la elección y hacer un bloqueo inútil como el de Paseo de la Reforma?
Después del plantón, varias disputas en el PRD terminaron por destruir lo que el PRD construyó en 2006. Tan es así que en 2009, en las elecciones intermedias, el PRD tuvo una disminución considerable en sus votos –de 29% en 2006 a 12% en 2009. En el partido no hubo acuerdos ni hubo un liderazgo. Las disputas internas fueron constantes en los últimos 5 años y el PRD de desplomó en la preferencia del electorado –por ejemplo, en las elecciones que el domingo pasado sucedieron en el Estado de México, el PRD obtuvo menos de la mitad de los votos que obtuvo en esa misma entidad en las elecciones de 2006.

Error No. 2: Destruir el capital político obtenido en la elección de 2006 a partir de estrategias políticas fallidas, como el plantón de Paseo de la Reforma y las disputas internas en el PRD.

3) La fallida alianza con el PAN en las elecciones estatales en el Estado de México (2011)

Una vez que se llevó a cabo un referendo para conocer la opinión de los ciudadanos del Estado de México acerca de una alianza PAN-PRD para derrotar al PRI, el PRD no quiso respetar el resultado. El PRD rechazó la opción de aliarse con el PAN para competir con el PRI a pesar de que la gente voto en favor de ello. Es difícil saber si fue Alejandro Encinas o AMLO quien decidió lo anterior. Sin embargo, dado que AMLO es la figura más mediática del PRD, es común que la ciudadanía la asocie con él. Es normal que la decisión de no aliarse con el PRD se asocie directamente con AMLO. De hecho, en entrevista con Carmen Aristegui, AMLO rechazó la posibilidad de hacerlo, pues arguyó que “no se trata de ganar a toda costa”.[4]

Pienso que es legítimo y congruente defender que no debe buscarse “ganar como sea”; es legítimo ir en contra de la victoria electoral “aiga sido como aiga sido”. Entonces, ¿para qué organizar el referendo? ¿Para qué ofrecer una opción a la ciudadanía que va en contra de los principios del proyecto y no tiene opciones de consolidarse? ¿Para qué confundir al electorado con opciones irrealizables? ¿Para que dar otro argumento a los rivales políticos en favor de que el movimiento que AMLO representa se guía a partir de sus berrinches? ¿No pudo el PRD ponerse de acuerdo “puertas adentro” acerca del referendo y después explicar a los ciudadanos porque no era viable?

Error No. 3: Confundir al electorado con opciones políticas inviables, y, así, darle argumentos a la oposición política al movimiento representado por AMLO de que la izquierda se guía a partir de sus berrinches.

Hoy, AMLO se encuentra prácticamente 30 puntos porcentuales por debajo de Enrique Peña Nieto en la intención de voto para las elecciones presidenciales de 2012 –independientemente del candidato del PAN.[5] Creo que es urgente que la izquierda defina su candidato para la elección de 2012 para que empiece a darlo a conocer al electorado. Es importante una visión de estado que reconozca la imposibilidad de tener más de un candidato en la izquierda en las próximas elecciones presidenciales. Sea AMLO o sea Ebrard el candidato, sólo la unión va a permitir que la izquierda compita con un candidato tan consolidado como Peña Nieto.

Hay que aprender de los errores del último sexenio. Usar argumentos concretos para informar a la gente de quiénes son los rivales –por ejemplo, usar como evidencia fundamental las declaraciones de Elba Esther Gordillo y Felipe Calderón que dejan en claro las alianzas de la líder del SNTE con los dos gobiernos federales panistas.[6] No se trata de intentar ganar “aiga sido como aiga sido”. Se trata de usar una estrategia política inteligente, que considere los errores del pasado, para intentar evitar que el PRI o el PAN vuelvan a la presidencia, pues es evidente su incompetencia para ejercer el poder. ¿Podrá AMLO ser partícipe de un proyecto que le permita a la izquierda unirse y presentar una competencia verdadera en las elecciones de 2012? ¿Podrá AMLO aprender de sus errores?

[1] Estas dos últimas declaraciones se pueden ver en Fraude. DVD. Dirigida por Luis Mandoki. Coyoacán, México: Zafra Video, 2007.
[2] Ocatavio Rodríguez Araujo, “AMLO tiene la culpa”, La Jornada, Julio 7, 2011, consultado Julio 8, 2011, http://www.jornada.unam.mx/2011/07/07/opinion/024a1pol.
[3] Javier Aparicio, Nexos, Octubre, 2006, no. 346.
[4] YouTube. “AMLO - Alianzas, 2012, Legitimidad De Calderon y WikiLeaks 23-02-11 NOTICIAS MVS 2/5” Modificado por última vez 23 de febrero, 2011, http://www.youtube.com/watch?v=WrammYScpiA.
[5] Consulta Mitofsky, “Elección 2012: variables fundamentales para seguir el proceso electoral”, Junio, 2011, http://www.consulta.mx/Estudio.aspx?Estudio=variables-fundamentales.
[6] Nurit Martínez, “Elba revela arreglo político con FCH”, El Universal, Junio 30, 2011, consultado Julio 8, 2011, http://www.eluniversal.com.mx/primera/37180.html.